GARCÍA DE LA MATA

GARCÍA DE LA MATA

martes, 6 de abril de 2010

Relato de la Familia, Parte 1.

Aporte de Francisco Zamora

A finales del siglo XIX, Don Manuel García de la Mata, Capitán del vapor Ciudad Condal, de la Flota Mercante Española durante el reinado de Alfonso XII, entre sus rutas tenía como destino México, debiendo efectuar paradas obligadas en la isla de Cuba, tal como consta en el documento de la cédula real, fechada el 16 de febrero de 1877.

Antes de empezar el relato, en el que no me considero ni el más informado, ni conocedor del tema, quiero advertir que a lo largo de mi vida y haciendo memoria de lo que nos platicaba mi abuela Rosario Fernández García de la Mata a mí hermano Rubén y a mí, he querido hacer un relato de lo platicado y escuchado, que probablemente ya no será tan exacto, o que yo lo haya novelado como un cuento familiar.

Bueno, como todo, empezaremos por comentar que Don Manuel García de la Mata tenía su residencia en Madrid, casado con doña Carmen Vidal, y de este matrimonio hubieron varios hijos: Carmen, Enriqueta, Juan, y sí hubo más hijos, realmente no lo se.

Don Manuel, al tener frecuentes viajes a México como Capitán de la Flota Mercante, me imagino que llegaba a Veracruz y se trasladaba a la ciudad de México, donde decidió fijar su residencia, (Por comentarios y relatos familiares creo que su casa se encontraba en las calles de Venero, en el centro de la ciudad de México) para estar más cómodo, en espera de condiciones climatológicas adecuadas ó que transcurriera el tiempo antes de reiniciar sus viajes.

De esta manera transcurre la vida de Don Manuel, entre España y México, y un día toma la decisión de trasladarse a vivir de manera definitiva a la ciudad de México, imagínome que fue a finales del 1800, muy posiblemente cuando el ya se encontraba fuera del servicio de la flota mercante española, o muy próximo a retirarse. Esas fechas las saco por exclusión, ya que mi abuela Rosario nace en la ciudad de México en 1909, y ella era la sexta hija de los que estaban vivos.

Durante las estadías de don Manuel en México, o ya residiendo definitivamente aquí, tiene una relación con una joven mexicana, -Jacoba-, oriunda del estado de Guanajuato, y al correr del tiempo deciden formar una familia, y procrean una hija a quien ponen por nombre Guadalupe García de la Mata, la “tía Pita”.

Cuando finalmente, Don Manuel decide establecerse de manera definitiva, y hasta sus últimos días en la ciudad de México, hace venir o trae a dos de sus hijas: Carmen, y Enriqueta, y gran parte de sus bienes, tales como: cristalería, cuchillería, artículos ornamentales, etc., dejando atrás, en España, a sus otros hijos, su esposa y lo que tuviese de bienes.

Una vez radicado en México, don Manuel establece un negocio de transportación marítima ribereña, para introducir productos agrícolas de Chalco, en el Estado de México, hacia el mercado de Jamaica y la Merced, utilizando los canales de Chalco, La Viga, Xochimilco y Tláhuac, que existían en aquellos tiempos.

Sin estar yo completamente seguro, sus hijas doña Carmen y doña Enriqueta, contraen nupcias con caballeros residentes en México.

Doña Carmen García de la Mata conoce a don Ricardo Fernández, español radicado en la ciudad de México, y que recuerdo que decían que era un hombre muy trabajador y que tenía bodegas en el centro, probablemente en la zona de La Merced, y que importaba de España aceite de olivo, aceitunas, vino, dulces (especialmente colación en Navidad), así como turrones y otros productos que la comunidad hispana demandaba del Viejo Mundo, y granos que compraba en el centro del país, y tal parece ser que también poseía una confitería.

De este matrimonio nacieron cuando menos 11 hijos, sí hubo más, realmente no lo se, y hasta donde mi memoria alcanza, Don Ricardo Fernández y Doña Carmen García de la Mata procrearon a: Margarita, Adela, Ricardo, Rosario, Luis, Manuel, José, Juan y Carmen, nombres que en dos ocasiones se repitieron, en memoria de los hijos que no habían sobrevivido la niñez, como es el caso de la tía Carmen, y el tío Ricardo.

Por otra parte, su hija doña Enriqueta conoce a un residente de la ciudad de San Luis Potosí, un señor de nombre José Cándano, (quien no estoy seguro que haya sido español), con quien contrae matrimonio y de quienes solo recuerdo a dos tías: María Luisa Cándano García de la Mata (la tía Güicha), y Luz María Cándano García de la Mata (la tía Lucha). De mí tía María Luisa Cándano me acuerdo que contrajo nupcias con el doctor Manuel Mateos Fournier, y fueron sus hijos el doctor Manuel Mateos Cándano, María Luisa Mateos Cándano y Patricio (¿?) Mateos Cándano. Mí tía Luz María nunca se casó, ni tuvo hijos.

Una vez que sabemos que fue de las hijas de Don Manuel García de la Mata, nos preguntamos que sucedió con Jacoba y su hija Guadalupe. El panorama es como sigue:

Don Manuel García de la Mata tuvo una esposa española, a quien dejó en España con algunos hijos, y tiempo después formó una familia mexicana, con Jacoba, y con quien procreo una hija, Guadalupe, la “tía Pita”. En pocas palabras, las hijas de Don Manuel venidas a México, y los hijos que se quedaron a vivir en España tenían una media hermana, Guadalupe García de la Mata.

Esto último hay que tenerlo muy presente, y muy claro, ya que tanto Jacoba, como Guadalupe representan un papel muy importante en el devenir de la familia Fernández García de la Mata en México.

Todo en la familia García de la Mata y Fernández García de la Mata transcurre sin menor contratiempo, hasta donde yo recuerdo, ya que mi abuela nunca mencionó que hubiese algún conflicto en aceptar por parte de sus padres a Jacoba, y al hecho de que ésta última representara el papel de “dama de compañía” de su padre, o al hecho de aceptar a Guadalupe como su media hermana.

En lo personal, a mi me llama mucho la atención lo evolucionados que eran para aceptar esa situación poco común en las familias de finales del 1800 o principios del 1900, lo bien aceptada que era la tía Guadalupe (tía Pita), ya que se le daba el mismo trato que a los hijos de España, al grado de que su preparación escolar se llevó a cabo en el Colegio Francés, (donde también asistieron los hijos de don Ricardo Fernández y doña Carmen García de la Mata exclusiva institución donde solo asistía lo más granado de la alta sociedad mexicana) donde recibió una esmerada educación, que incluía el dominio de la lengua francesa. Más adelante les contaré una anécdota sobre la práctica de hablar francés fluidamente.

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